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Un tapete también es para siempre
Desde el principio de su existencia, el ser humano se ha acompañado del arte. Así como la pintura ha sido parte esencial de muros y techos, las escultura ha proporcionado volumen a la expresión, los tapetes han tocado de arte a los pisos.
Desde Moscú hasta el Vaticano, desde Madrid hasta Johanesburgo, de Washington a Sao Paulo, y a través de los siglos, los tapetes se han convertido en un elemento que brinda elegancia a hogares y oficinas, aporta calidez, transforma la experiencia del espacio y anima el espíritu brindándole sensación de familiaridad.
Desde Moscú hasta el Vaticano, desde Madrid hasta Johanesburgo, de Washington a Sao Paulo, y a través de los siglos, los tapetes se han convertido en un elemento que brinda elegancia a hogares y oficinas, aporta calidez, transforma la experiencia del espacio y anima el espíritu brindándole sensación de familiaridad.